domingo, 15 de noviembre de 2009



Cuando uno es un chico cree que la vida es un cuento imaginable, los malos son feos, infelices y terminan mal; los buenos son lindos, felices y terminan venciendo a los malos. Es un juego donde los hijos son muñecos o peluches, una juega a la mamá, a la ama de casa, al doctor. Qué distinto cuando vemos que la vida no se ajusta a ese juego infantil, que distinto cuando nos encontramos frente a otros problemas, que no son precisamente un juguete roto, un reto de papa o un enojo de mama. No, la vida es otra cosa. Un día nos encontramos con la realidad de que la diferencia entre los malos y los buenos de nuestros cuentos favoritos no es más sutil que una cara bonita y un final feliz; la verdadera lucha entre el bien y el mal ocurre cada día en nuestro interior. Uno crece y el juego se vuelve más serio y más difícil. Quién pudiera vivir cantando como un chico? Quién pudiera eternizar el juego, vivir por siempre en un cuento de hadas? Quién pudiera ser por siempre chiquitita/o?

No hay comentarios:

Publicar un comentario